domingo, 31 de octubre de 2010

Especulación


La especulación aunque legitimada como tal, es uno de los fenómenos más mórbidos de nuestra sociedad y más tolerados por nuestros gobernantes, aunque sea una lacra para la organización económica mundial. Los profundos espíritus, sean gobiernos, sean entidades financieras, han procurado defenderla, la han juzgado necesaria y hasta se han entusiasmado por ella al punto de conceder subvenciones y créditos a gente de tal calaña.


El especulador juega en la vida económica, el papel de parásito, no produce nada, no da tampoco nada, se limita a llevarse con verdadera astucia el beneficio de los auténticos trabajadores.
El especulador, es un pájaro de alto vuelo que, por una miserable indemnización, despoja literalmente á los productores de sus productos y obliga á los consumidores á comprar mucho más caro. El arma con que acomete es un arma de doble filo y se llama “alta y baja”.


Si tiene como fin despojar a un productor, o pagarle una miseria por sus productos, vende un día las mercancías que no posee a un precio inferior al que tienen en el mercado; promete enviarlas al comprador dentro de quince días, de un mes, de tres meses etc. El comprador naturalmente se dirige siempre al especulador y no al productor, porque el primero vende más barato.
El productor se queda con su mercancía y no tiene más que dos caminos: si tiene el dinero suficiente para poder atender sin perjuicios la imposición de sus productos, el especulador no podrá el día fijado obtenerlos tan baratos como creía, se verá obligado á pagar los precios establecidos por el productor. Pero por el contrario, el productor tiene que vender inmediatamente sus mercancías, (que es el caso más frecuente), hace que rebaje sus precios hasta que encuentra compradores, debe en todo caso, pedir menos que el especulador, y ese será necesariamente el comprador, pues el consumidor ha dejado hacer su compra al especulador, de esta forma obtendrá las mercancías á un precio, inferior al que él las vende. El productor se quedará arruinado, pero el especulador habrá cortado con su arma, como el Judío de Shakespeare, la libra de carne.

Contrariamente el golpe va dirigido contra el consumidor, que compra todas las mercancías que puede, procurando siempre comprar las más baratas, reclamo que casi siempre solo beneficia al especulador.
Así el negocio le sale redondo, no le cuesta un céntimo, el no paga al contado y no debe satisfacer la deuda sino después de semanas o de meses.


Sin poseer nada propio, sin haber adelantado ningún capital, se ha convertido de la noche a la mañana en propietario de mercancías y cuando el consumidor las necesita, las compra al precio demandado.


El especulador coge de la mano el dinero que le ofrece el consumidor, mete en su bolsillo la mayor parte posible y da lo restante al productor. De esta manera se vuelve rico y fuerte sin trabajar y sin provecho para la sociedad. Gana un crédito ilimitado que pone los capitales á su disposición.

Si un infortunado obrero quiere hacerse independiente, pasa todas las penas del mundo hasta reunir la suma que necesita para adquirir su negocio, materiales, maquinaria etc.


Por el contrario al especulador se le abren todas las puertas de los créditos, así de la nada en unos meses puede llegar a la más escandalosa de las riquezas.

Cada trabajador, sin excepción, es tributario del especulador. Todas nuestras necesidades son previstas, todos los artículos de consumo son comprados antes á crédito por la especulación y nos son revendidos al contado lo más caro posible. Nosotros no podemos comer un pedazo de pan, repostar nuestros vehículos, o hacer cualquier cosa, sin pagar contribución al estado ( IVA) y al especulador. El precio final del producto lo designan ellos en la Bolsa.

Podemos comparar la Bolsa, con un árbol venenoso, ella es la que ejerce presión sobre las ideas morales del pueblo. La Bolsa ,es una cueva de bandidos de la Edad Media, se establecen y cortan el cuello á los transeúntes. Como los caballeros-bandidos, los especuladores de la Bolsa forman una especie aristocrática que se nutre opíparamente de la masa del pueblo, ellos se atribuyen el derecho de desollar al comerciante y al artesano, al agricultor y al minero, al obrero y consumidor en general.

Nos podemos consolar á veces con la idea de que la especulación en los momentos de Crisis como el que estamos atravesando, pierde en un solo momento todo lo que ha logrado en varios años de pillaje.
Pero ésta es una ilusión cuyo señuelo es la moral de los propagandistas (medios de comunicación en general). Queriendo al fin del crimen ver el castigo como conclusión. Hasta cuando una crisis obliga al especulador á soltar su presa, ella no puede impedir que él, se quede con algo, pues durante muchos años ha llevado una vida escandalosamente magnífica, a costa de los trabajadores de toda la comunidad obrera. El especulador, tal vez, termine por perder su fortuna, pero los cavas y manjares trufados que ha ingerido, los montones de euros perdidos sobre el tapete verde, las horas que ha pasado en casas de dudosa reputación y en compañía de señoritas de, aún mas dudosa ocupación, ninguna fuerza de este mundo las recuperará.
Por otra parte una crisis no es fatal más que á un especulador en particular, y no a la especulación en general. Al contrario, las crisis son las grandes fiestas de la especulación, las ocasiones de abatir en masa toda la gente industrial de un pueblo ó de una parte del mundo. Entonces el gran capital abre su boca y devora, no solamente el bienestar de las personas que buscan una colocación, sino también la industria inmoral del pequeño carnicero de la Bolsa, que de ordinario deja complacido jugar a su alrededor, como el león al ratón. Las grandes bajas son requeridas y explotadas por el gran capital. Esta compra todo lo que hay de valor para el porvenir, lo revende con un provecho enorme cuando la tormenta ha pasado, y lo revende á los mismos que anteriormente han cedido el papel a precios irrisorios; después lo compra de nuevo á bajo precio en otra crisis; renueva este juego cruel cada vez que algunos años de trabajo pacifico han llenado las cajas periódicamente vacías en que los productores guardan sus ahorros.

Las crisis financieras son simplemente los golpes reguladores, por los cuales el gran capital acumula el excedente de trabajo de todo un pueblo.



viernes, 22 de octubre de 2010

En Hipótesis

Si estudiamos las bases de la ley del desarrollo social y hacemos la historia de todo el progreso económico, sacaremos en consecuencia que la organización capitalista no se halla precisamente condenada a una disolución.
Por el contrario, siendo esa indefinidamente, la última fase á que nos conduce la evolución, (los ricos cada vez más ricos, los pobres cada vez más pobres).
Pero si nosotros hemos llegado a vislumbrar, mejor dicho, á comenzar los términos del problema, exponiendo su fatal resolución, abreviemos en lo posible esta etapa histórica y encaminémonos a la finalidad entrevista. (Los ricos un poco más pobres, los pobres un poco más ricos).

Con el concepto de “Crisis Mundial”, nos hacen saber, que esta y no otra es nuestra realidad social. Pero como el ave Fénix, algún día resurgirá de sus cenizas un nuevo orden de cosas, “una organización más equitativa y más social de los medios de producción y de las fuerzas de trabajo”. Un nuevo orden en el los pueblos más atrasados recabarán autonomía y progreso, útiles predisposiciones para la alianza futura; y, en cambio, los mejores dotados, imperarán y prepararán a los menos aptos, y el desarrollo de la riqueza y de la cultura inclinará la balanza sin lugar a dudas.


¿Asusta a alguien esta deducción? Pues peor que peor, por que a lo mejor, lo estamos viendo ya, en nuestros ayuntamientos, en nuestras administraciones, etc.
No olvidemos que hubo pueblos en la historia en los que progreso se impuso por la fuerza de las invasiones, bien fenicias o romanas.
Los pueblos que mantienen en el gobierno, a inútiles estorbos para el progreso, se merecen un puntapié en salva sea la parte, por mucho cambio de cartera, de gabinete y de confusiones que hagan, dicho sea sin hipótesis.


“creada en el encanto del ensueño, contemplo mi visión de la sociedad futura, donde el ser humano, vivirá libre y de su mañana dueño, a lo largo de la historia, esa fue su causa eterna de amargura. Oh!! Utópica sociedad en la que pensamos, cuantos en esta humanidad sufrimos, de la desigualdad vemos a diario los rudos efectos, gente odiada, perseguida, empobrecida…para cuando veremos horizontes sociales más perfectos???”

martes, 19 de octubre de 2010

Las Victimas del Trabajo.

A estas alturas, el mundo entero conoce lo que aconteció en la Mina de San José, en Chile, pero verdaderamente se conocen las causas que motivaron la catástrofe??. De seguro como ocurre siempre, no se encontrarán responsabilidades para nadie. La Casualidad, El sino o la Parca fiera serán los catalizadores, no la avaricia de los contratistas, ni la desidia de los gobiernos, ni la pasividad de los medios de comunicación, a los que solo les interesa la “carnaza” de la historia.
Lamentablemente la vida de los trabajadores vale muy poco para tomar medidas que les sirva de garantía durante el trabajo. Y no se diga que este siniestro ha venido a sorprendernos.
Diariamente y en cualquier parte del mundo, los trabajadores son victimas de la codicia de los que manejan el capital, cuyo egoísmo, queda implícito junto a la imprevisión de las autoridades, estos son y no otros los causantes de estas catástrofes, en las que los trabajadores son siempre los que más pierden.

Lamentablemente en España, estamos elaborando demasiado en el terreno de la teoría, y por exceso de ideologías padece el trabajador el empacho de doctrina.
Estamos desprovistos de iniciativa, faltos de medios en numerosas ocasiones, somos en resumen huérfanos de espíritu práctico.
Si alguien a padecido en nuestro país la enfermedad del idealismo, esos hemos sido nosotros, nos hemos pasado años soñando, sin pensar en más organizaciones gremiales que las previamente establecidas y conocidas por todos. Pensamos que la huelga, el mitin, la manifestación y los medios de comunicación, son los únicos procedimientos de lucha empleados por los trabajadores, que una vez cada cuatro años, haciendo una huelga general, serán la panacea que acabará con todos nuestros problemas.
Diariamente se escribe sobre ideas, pero poco de mejoras inmediatas. Los grandes núcleos se organizan fácil y rápidamente para pedir la no congelación o bajada de sus sueldos, pero para conquistar un derecho político o reparar una ofensa a la dignidad de los demás trabajadores se necesita la ayuda de todos.
A nuestra fortaleza, no se la mina con el procedimiento seguido hasta hoy por los dirigentes de gobierno, consistente en dividir las fuerzas, y ofrecernos víctimas propiciatorias con huelgas “al humo” y algaradas contra unos y otros en fiestas de guardar.
Para destruir el predominio de los advenedizos necesitamos persistir en que el trabajador es al fin y al cabo, el instrumento que mueve la máquina de la sociedad, necesitamos desarrollar la cooperación, cercenando el poder económico de la clase social innecesaria tal como los implicados del caso Malaya y tantos otros. Tenemos que llenar nuestro cerebro de ideales, de destellos de luz, que hagan sucumbir a nuestra actual indiferencia, causa principal de nuestra presente esclavitud.

_No la caridad, sino la justicia, ha de resolver el problema social. ¿Qué razón hay para que mendigue ni reciba de limosna el trabajo lo que de derecho le corresponde?_

domingo, 10 de octubre de 2010

El Color del Mar

Algunos investigadores han demostrado, que los usos y costumbres, los antiguos estados del alma, las creencias y las viejas pasiones de los hombres primitivos, en vez de desaparecer con el progreso de los tiempos y de la civilización _ como generalmente se podría admitir_ han llegado intactos hasta nuestros días.

Estos usos, estas creencias, estas pasiones se concentraron en una clase de individuos. Son delincuentes natos, los cuales no están todos en las prisiones lamentablemente. Al contrario, alienados a izquierda y derecha en el torbellino de la vida social, pueden adquirir altas posiciones, como hombres y mujeres de gobierno, directores-as de banco, millonarios-as, deportistas, papas, héroes, explotadores, criminales etc.
Y abro un paréntesis para tomar aliento.
A si que no se debe pues, afirmar que estos usos y costumbres se concentraron solamente en la clase de los degenerados natos.
Hay también otras clases sociales, el pueblo actual, criado en el cieno de la ignorancia y de la doctrina televisiva, embrutecido por la vida, cautivo de un trabajo mal pagado y peor agradecido, inconsciente de sus derechos y deberes, organizado en ocasiones por sindicatos que solamente sirven para mirarse sus propios ombligos. El pueblo, al que en muchísimas ocasiones y gracias a los medios de comunicación se le trata de ignorante y analfabeto, llevado de cadenas por los modernos negreros, que son sus patronos o las marcas que se llevan de moda este año. El Pueblo, repito, tiene muy frecuentemente, usos, costumbres y creencias de hombre primitivo. Los políticos, y las cadenas de televisión son sus hechiceros, creen en la magia, en los sueños, en los espectros y milagros. Cuando se cruzan con alguien famoso se repeinan y estiran su ropa, aunque el susodicho sea un microcéfalo, un tirano, o una ignorante como pueda ser la popular Belén Esteban. Así hacían antaño los esclavos cuando pasaba su rey ficticio.
Y no hay que pensar que la altísima sociedad se libra de esta plaga, igual que en la “bajísima”. La mayoría de ellos, nuevos ricos gracias a desfalcos, ladrillazos inmobiliarios, y artimañas varias. La altísima sociedad repito, no estudia, no trabaja y se vuelve cada día más estúpida de lo que ya era. Por que en el fondo, ellos también son analfabetos como los campesinos de países tercermundistas que aplauden a su señor cuando llega su cumpleaños y este en un ataque de generosidad les reparte “torta de cumpleaños” con sus propias manos.

A si que esta comprobación de los investigadores, explica muchos actos que á primera vista parecen absurdos, aunque ciertamente, aun hay otra fuerza, formada por grandes pensamientos, de belleza, de justicia y de solidaridad pero ¿cómo queréis hacer comprender a un pueblo hipnotizado, la magnificencia del color del mar embravecido?